Hace tiempo que tenía ganas de probar la pintura tiza porque
me atraía la idea de no tener que decapar, lijar, o usar imprimación, por lo
que me compré un par de tonos para darles un toque diferente a las nuevas
mesillas que quería arreglar.
He de confesar, que no volveré a repetir. He ahorrado tiempo
pero se nota que la calidad del acabado no es tan delicada. La pintura, una vez
abierta, no se conserva tan bien como las otras, y no sale nada económico.