Un inmenso placer es el sentimiento resultante al encontrar
un mueble abandonado a su propia suerte. Porque esa suerte soy yo, la que
cambiará su trágico destino que era verse inmerso en el camión de la basura
mientras lo rodeaban restos de comida.
Por eso me hace tanta ilusión todo el proceso desde que
entra en casa hasta que termino.
Lo que me pasa con las sillas, es que hasta que no las
destapizo no se con que tela voy a transformarla.
Esos sí, ya le había puesto hace tiempo el ojo a una y tenía
muchas ganas de utilizarla, solo estaba esperando a que el destino hiciese que
llegase a mis manos las sillas indicadas.
Las grapas estaban totalmente oxidadas por lo que el trabajo
fue el doble, pero estoy tan contenta con el resultado que eso ya no importa, eso sí, importante que uséis gafas porque saltan.
¿Qué os parece la tela?
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