Un inmenso placer es el sentimiento resultante al encontrar
un mueble abandonado a su propia suerte. Porque esa suerte soy yo, la que
cambiará su trágico destino que era verse inmerso en el camión de la basura
mientras lo rodeaban restos de comida.
Por eso me hace tanta ilusión todo el proceso desde que
entra en casa hasta que termino.
Lo que me pasa con las sillas, es que hasta que no las
destapizo no se con que tela voy a transformarla.